Y tendré que acostumbrarme
a quererte en silencio
sin sonrisas, sólo a la distancia
esperando alguna señal.
Y tendré que acostumbrarme
a verte sólo en sueños
o en el reflejo de una ilusión
sabiendo que es mi límite la imaginación.
Y tendré que acostumbrarme
a tenerte en momentos fugaces
como el abrir y cerrar de ojos
que mantengo suponiéndote.
Y tendré que acostumbrarme
a la resignación de una espera infinita
que no termina porque nunca llegas
y nunca empieza porque no hay caminos.
Tan acostumbrada a todo
que ya no hay nada que cambie esta rutina,
sino es tu amor, ya no habrá más nada
si no eres tú, no quiero más nada.