28/4/09

Abrime el corazón y llevate mi alma, esa esencia que esconde lo peor y lo mejor de mi ser. Llevate todo. Ya no quiero sentir . Dejame elegir, al menos, esta vez.

18/4/09

Mantenete distante, y procura que aprenda a manejar mis ilusiones. No quiero jugar el juego que perdí antes de apostar. Pero dejame verte, quiero contemplarte como aquel día que juraste lo que no sentías impulsado por mi respiración intermitente. Sí, me hago cargo de tus mentiras y de tus falsas promesas también. No me importa ser ciego ni mendigo, sólo dame un espacio en tu mundo. Ínfimo, casi imperceptible.

16/4/09

Desmenuzaste cada uno de mis sueños para aniquilarlos con la esquirla de tu desamor. Y aunque lo creas, no es un nuevo reproche. Ya nada queda.
Me clavás un puñal por la espalda y pretendés que siga en pie, que no llore como suelo hacerlo y que reconozca que tenés razón; también, que aplauda y me saque la galera. Esperás que me quede a ver el final de la película que yo misma escribí, pero que inesperadamente concluye con un derroche de ilusiones, besos, palabras, fantasías, proyectos y reproches. Y ahora que llegamos hasta ese lugar del camino al que no queríamos llegar, al de lastimarnos y volver a la ruta en vano, me encantaría odiarte, levantar el escudo y simular que el tiempo curará esta herida. Pero no puedo ¿Decime cómo borro de mi cuerpo tus huellas si lo único que añoro es tenerte un día más antes de que se acabe el mundo?

13/4/09

Entre la razón y el corazón, hay un mar de dudas. Pero tu mirada inocente ya no me convence, aunque sepas que mis benevolentes palabras sólo justifican lo que no quiero. ¿Cómo cambio este sentimiento por una razón para seguir? ¿Derrochando el tiempo que no querés? ¿O es estúpido decir que quiero que mueras por mi amor y que las locuras sean la regla y no la excepción?
¿Cómo encontrar al testigo que nadie vio? Otra vez el culpable queda exento de condena por falta de pruebas mientras la víctima vuelve a padecer aquellos viejos días de soledad intermitente. Y ésta que nunca se va, y parece mirarlo con zozobra desde la ventana, sonríe irónicamente y jura en medio de un susurro: no será la última ni la primera vez que un corazón muera por amor. Pero al culpable parece no importarle, y hasta coquetea con la indiferencia, aunque teme por su posible aparición que ya ni el odio fugaz lo haga sentirse vivo como ayer.

1/4/09

"PASAR EL MES DE ABRIL AUSENTE DE LA AMADA NO ES VIVIR"
Enrique IV de Francia a Gabriela d' Estreés
(20 de abril de 1593)
Decí que me equivoco al pensar que ya no es lo mismo. Decímelo con besos, con caricias, con miradas; decímelo todo el tiempo, incluso cuando no tengas ganas de decirlo. Decímelo con promesas y hasta con inventos si querés, pero sobre todo decí que me equivoco con hechos y yo te voy a creer.

Si tuviera la certeza de que tus palabras son sinceras no estaría despierta, en medio de la oscuridad, interrogando las dudas que no puedo responder ¿O no quiero responder? Ya no sé. Me falta el coraje para aceptar que no estás dispuesto a darlo todo por este amor; y la deducción me lleva a una conclusión que preferiría no alcanzar. Ojala, en realidad, la lógica no sea mi fuerte porque mi mundo se derrumbaría en un instante. Y así aquella verdad universal de que entre el amor y el odio hay un solo paso sería ratificada por otro corazón destrozado.