Nunca te encontré porque siempre estuviste ahí
deshojando la rosa que perfumó mil primaveras
buscando un nombre para esa canción sin dueño
y dándome las explicaciones que nunca te pedí. 
Nunca te encontré y sin embargo, 
alguna vez te perdí 
entre las ruinas de amores no correspondidos
y ahora entiendo porqué nunca te encontré. 
Sólo alejándote pudiste acercarme a vos,
pero jamás te solté la mano
aunque más de una vez creíste dejarme en el olvido
como yo también lo hice. 
Hoy la dulzura de tus besos borra las grietas 
de viejos corazones descorazonados
a pesar de que nunca te encontré
porque siempre estuviste en mí. Y cada vez que miro tus ojos 
descubro una nueva forma de amar
como ya lo hice una vez 
y como voy a hacerlo el resto de mis días.

