8/9/09

Como la basurita que se te mete en el ojo y te impide pestañear sin recordar que está ahí, en algún recoveco de tu cavidad ocular, quizá a punto de rayarte la córnea para toda la vida. Así se sienten los días grises ¿Qué podés hacer? Baños de té frío; una revisión exhaustiva -mirar arriba, abajo, al costado, al otro costado- con la nariz pegada al espejo del baño; guiñar un ojo durante cinco o diez segundos y frotártelo suavemente para que una lágrima artificial se lleve consigo el malestar; colirio tres veces al día, pero únicamente cuando el reloj marca horas pares; y hasta dedicarte exclusivamente a pensar, no sea cosa que la situación empeore al forzar la vista. Sin embargo, las tácticas aplicadas para la basurita - que se te mete en el ojo y te impide pestañear sin recordar que está ahí- no dan resultado. A pesar de que la sensación es exactamente la misma: ahí en algún lugar de tu cavidad ocular, quizá a punto de rayarte la córnea para toda la vida. Así se sienten los días grises.