Lo busco cuando me veo caminando por las calles de Constitución con la cobardía de no poder renunciar a aquel sueño que hoy es una condena.
Lo busco en tus besos que a cuentagotas me dicen que cada día estamos más lejos de aquel mundo que inventamos.
Lo busco cuando la ola me barrena hasta la orilla; y entre los versos de esa revista que compré en el puesto que me espera en ese punto subterráneo en el que combino la línea C y la D.
Lo busco cuando corro para alcanzar el colectivo y se me escapa; y también cada vez que frena pasadita la esquina porque sabe que soy yo, la que siempre llega tarde con la mochila a cuestas.
Lo busco entre las migajas de pan que esgrimen mis pensamientos reprimidos cuando estoy en silencio.
Lo busco en las canciones de Calamaro y Sabina, en el horóscopo de la Viva y en la nostalgia de la cena los domingos a la noche.
Lo busco entre mis delirios de estrella de teatro infantil; y también en los archivos de mi PC, entre las notas municipales y el periodismo a flor de piel.
Lo busco entre las 50 películas que tengo que ver hasta la mitad para recordar que ya las vi alguna vez; y en ese viaje que siempre asumí como bisagra de esta búsqueda, y que hasta hoy no pude concretar.
Lo busco antes de irme a dormir... Cada noche cierro los ojos y como si fuera un simple ejercicio mental intento formular una imagen que dé respuesta a esta incertidumbre. Entonces mi mente se queda en blanco durante cinco segundos, empiezo a dar vueltas en la cama y recuerdo que no es bueno que aparezcan nuevamente estos pensamientos nocturnos y esa desesperación por descubrir dónde está. Enciendo la luz, me aseguro de que el ser humano que me imposibilita un plácido desvelo no se despierte, y agarro lapicera y papel. "Yo busco mi lugar en el mundo cuando me veo caminando por las calles de Constitución..."